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escenas de mi vida


Llevo toda la mañana eligiendo las peores escenas de mi vida por si, en caso de accidente, viene algún gracioso y me coloca el vídeo de los mejores momentos.


una noche cualquiera


Recupero mi vida con mi perro. Camino con él tranquilamente por el barrio. Ya es de noche. La luz de las farolas esconde las imperfecciones de la Plaza de Oriente, y parece que camino por la postal de una ciudad austríaca. Corre un poco de aire fresco y escucho a lo lejos al hombre calvo y serio que toca tan bien la guitarra. El que jamás levanta la mirada. Paso de largo y camino hacia la cúpula iluminada de San Francisco el Grande, ladeando La Almudena, lentamente, despacio. Escucho su música, que va evaporándose a medida que me alejo y miro a través de los cristales que han puesto para evitar que siga suicidándose la gente, tirándose desde el viaducto a la calle Segovia. Están llenos de huellas dactilares, pero es bonito ver las luces a lo lejos. Me pregunto dónde vivirá V. Levanto la vista hacia las ventanas iluminadas y busco una, cualquiera en la que me lo pueda imaginar trasteando. De vuelta, recupero poco a poco el sonido de la guitarra. Paso por delante y, esta vez, me acerco y le echo una moneda. Y él, por fin, levanta la mirada y me sonríe, descubriéndome otra cara, una que desconocía. Avanzo hasta llegar al coche de la guardia civil que siempre mancha la puerta del Palacio Real, y me desvío un poco por si explota. Continúo hasta los Jardines de Sabatini. Hay un hombre solitario apoyado en la barandilla, mirando a los lejos. Es un hombre guapo, muy moreno, quizás extranjero. A los pocos pasos descubro el estanque iluminado y me quedo un rato observando desde arriba el trazado de los jardines. De noche todo es más bonito. Y no hay nadie. Pero me da la sensación de haber escuchado algo. Presto atención. Un chillido. Será fuera del parque. Otro chillido. Nah, no puede ser. Vuelvo sobre mis pasos y camino junto al hombre guapo. A mi paso, escucho cómo aspira y en seguida escupe ruidosamente en el suelo. Me vuelvo hacia casa, tranquilamente, despacio. Todo está bonito. De noche y sin gente, a veces todo es mucho más bonito.

Partes del cuerpo

Hay partes del cuerpo que parece que solo existen para dolerte. 

a veces

A veces busco a alguien que no me haya hecho nada, para vengarme.

La vida secreta de tanta gente



Tengo un amigo cuya mujer no me conoce y teme que haya algo que no hay entre nosotros. Para ahorrarse explicaciones, quedamos en secreto. A veces nos reunimos también con una amiga cuyo marido piensa que la voy a animar peligrosamente a hacer lo que a ella le apetezca, así que le miente. Le cuenta que queda con sus amigas casadas, a las que en realidad no ve jamás, porque están demasiado ocupadas con sus vidas clandestinas. Cenamos los tres ayer, y la verdad, me aburrí bastante. Porque estaba cansada, porque no era mi día, porque yo no tengo necesidad de esconderme, y porque estoy harta, muy harta, de formar parte de la vida secreta de mentira de tanta gente.

extranjera

Hoy me he despertado extranjera. Totalmente turista. Incluso tengo el cuerpo achicharrado de tanto sol y parezco un cerdito. Así que cojo mi cámara, mi camisa de palmeras, mi pasaporte, y me echo a la calle a hacer bulto. Fotografío aquí y allá, aunque estoy harta de ver estos edificios. Camino sonriendo, para que se sepa que vengo en son de paz, que disfruto con lo que veo. Saco un mapa y pregunto por mi calle, y me compro una camiseta de Raúl. Busco un McDonalds donde sentirme como en casa, y se me acerca una anciana extanjera diciéndome que salga a toda prisa, que me están esperando todos en el autobús.

hoy


Hoy me he despertado veinte años más vieja. La cama estaba fría, no había ni luz ni gas. La casa estaba cubierta por una capa de polvo y fuera el viento soplaba, el tráfico chillaba y me he vuelto a acostar.

kit de poderes mágicos

Hoy me he comprado un kit completo de poderes mágicos. Con sus guantes blancos, su sombrero de copa, su bola de cristal, su escoba voladora... Pero nada más entrar en casa el perro ha cogido la barita y ha empezado a dar toques por toda la casa. Todo ha ido cambiando a la velocidad del rayo según sus deseos. Ahora soy una enorme galleta PRO Plan con forma de hueso, mi casa es un prado lleno de perras en celo, hay trozos de carne en salsa por todos lados y yo no la puedo ni catar.

blanco y negro

Hoy me he despertado en blanco y negro. Además soy hombre. Estoy viejo y gordo. Y por lo visto gano poco. La inercia me ha llevado a una oficina del Inem. Por la actitud de los demás, creo que no mando nada.  Así que leo los papeles, los memebretes de las cartas y reviso los cajones de mi mesa. Aún no sé cómo me llamo, pero ya he localizado al jefe. No sé lo que se supone que tengo que hacer. Con lo que me acerco a su despacho y pido un aumento. No cuela. Me doy una vuelta por la oficina. El blanco y negro me decepciona. No hay crimen. No hay acción. Solo un oficinista gris con un hambre feroz.

la rana

Ayer mi perro y yo fuimos al campo. En un precioso estanque cuajadito de nenúfares, encontramos una rana. Mi perro se fue detrás de las palomas, pero yo me acerqué a saludar a la rana. Y no resultó muy amistosa. Me confundió con un insecto, y lanzó su lengua directa a la mía. Todavía no la he conseguido despegar. Llevo morreando con una rana 17 horas seguidas. Esto me pasa por querer saludar.

armada hasta los dientes

Voy armada hasta los dientes. Tengo cuerpo de violencia y me he vestido para ello: llevo un rifle de repetición recién comprado, varias granadas de mano, un revolver de tambor que siempre me pareció precioso. Solo me falta un trípode para obtener una mayor precisión con mi fusil ametrallador. Hoy voy a terminar con él. Lo tengo decidido. Me queda mucha munición. Le busco. Le acoso. Le encuentro. Le acorralo en un barranco antes de que llegue el atardecer. El sol empieza a ponerse. El cielo se cubre de color. El mar brilla y la luna ya asoma en el horizonte. No encuentro las granadas. Me pesan tanto las armas que me tengo que sentar. El cielo está precioso. Le propongo ver la puesta de sol. Ya veremos qué hacemos después con tanto arma y tanta munición.

sol de invierno


Esta mañana, sentada en un banco en el parque, tomaba un sol de mentira, un sol de invierno que decora pero no calienta. Intentaba vaciar mi cabeza de pensamientos, dejar de existir por un momento, o existir tanto que dejara de ser persona. He cerrado los ojos, deshinchada por el peso de mi cuerpo, y el parque ha desaparecido unos momentos. Hasta que he notado una presión en los muslos. Al abrir los ojos lentamente, he descubierto a una anciana sentada en mis rodillas. Sus zapatos colgaban de mis piernas, su pelo me cosquilleaba la nariz, y su olor y su respiraci√≥n han sido, por unos instantes, eso que le falta a mi vida.

pasado y presente

Me he separado tanto de lo que era, que mi pasado tiene mi cara, y mi presente no tiene ganas de buscarse en el espejo.

El Club de Los Que Llegan A Tiempo


Para entrar en el Club de Los Que Llegan A Tiempo hay que hacer cola. A continuación tendrás que ir a una ventanilla. De allí, esperar tu turno hasta que consigas que alguien por fin te atienda. Te darán un formulario que tendrás que rellenar cualquier día impar de cualquier mes que empiece por A. Una vez conseguido esto, firmarás un volante que deberás entregar en la recepción del Club de Los Que Se Dan Prisa Para Entrar en El Club de Los Que Llegan A Tiempo. Entonces te someterán a un jurado. Si conoces a alguien, tendrás más posibilidades de pasar el examen. En caso contrario, tendrás que esperar tu turno. Una vez aceptado en el Club, recibirás la notificación por correo urgente con una banda magnética que has de rascar. Si aparece el número que corresponde con las dos primeras cifras de la fecha de tu cumpleaños, bienvenido. Si el número coincide con el de tu santo, habrás conseguido entrar en el Club, antes que los que llegan a tiempo.

El astronauta



Un astronauta embauca al mundo entero con sus clases de cocina vía satélite. A través de internet podemos verle las 24 horas. El punto de cruz no se le da tan bien, pero necesita ocupar su tiempo ya que la nave conoce su rumbo y no requiere su ayuda para navegar. Así que pasa las horas construyendo edificios con cerillas, tocando la guitarra, ideando nuevos platos y haciendo encaje de bolillos. Hasta que la aguja de tejer lana se le cae sobre el control de mandos, la nave pierde el rumbo, y la conexión se llena de ruido arruinando la comida de todos los espectadores. Ese día, 12 millones de personas en el mundo comerán demasiado salado.

Sin avisar

Alguien ha dado el pistoletazo de salida para que comience mi vida, sin avisar, y me ha pillado distraída.

La prisa


La profesora más rápida del mundo escribiendo con tiza se fija en el profesor más rápido aparcando. Se acuestan el día más corto del año y ella tiene el embarazo más largo jamás contado. El niño nace y crece en un tiempo récord. Desarrolla un olfato fuera de lo común, y descubre demasiado pronto que la vecina de enfrente es capaz de tener un orgasmo solo con mirar. Se enamoran en cuestión de segundos, se casan, y no pueden tener hijos porque si él se le acerca, ella se pone a suspirar. Gime, resopla. Se dan cuenta en seguida. Van a tener que adoptar.

Aquel maldito colegio religioso



Llueve. Y hacía tiempo que no tenía esa desagradable sensación de angustia que te agarra los pulmones. De temor a lo que pueda suceder. Con los años he aprendido a reconocer algunos miedos, y el de la lluvia es producto de mi paso por un colegio religioso.
La lluvia era nuestro castigo. A las que normalmente nos portábamos mal, nos obligaban a bajar al patio en mangas de camisa, y sentarnos sobre la arena hasta que la tormenta amainara, en silencio, bajo la constante mirada de un paraguas sostenido por el odio, sin poder hablar. Después pasábamos el resto del día empapadas, y cuando llegábamos a casa, lo único que queríamos era desaparecer entre las sábanas, lejos de la mirada de nuestras madres, y que nos dejaran en paz.

Lo malo

Lo malo de trabajar tanto, es que una se convierte en un personaje secundario de su propia vida.

Basado en historias reales

Una antigua compañera de trabajo con la que hace más de 10 años que no mantengo ningún contacto, me envía desde entonces fotografías de insectos que se encuentra por su jardín. No añade comentario alguno... Una niña del colegio monstruosamente fea con la que me acabo de reencontrar, ahora es una mujer madura, atractiva y tartamuda, que casi siempre prefiere contestar con una carcajada. Tiene la sonrisa más bonita y más dulce del universo... A mi padre le han amputado el brazo izquierdo e insiste en que lo sigue sintiendo... El dueño de una tienda del barrio con el que charlo a menudo, desapareció el martes por sorpresa. Cuando por fin su mujer le encontró al cabo de varias horas, descubrió que había sufrido un ataque de amnesia temporal y había vuelto a sus 19 años mentales. No recordaba su boda, ni siquiera su relación. Ni que tuviera una tienda... Un amigo me presentó hace poco a su nuevo novio. Un chico calvo, con una cara extraña, como si le faltara algo. Al cabo de tres cervezas me di cuenta de que tampoco tenía cejas, ni pestañas. Al cabo de cinco o seis, me contó que a eso se le llama "calvicie universal", y no tiene un solo pelo en su cuerpo. Me dijo que era un problema. Porque tampoco tenía bello dentro de la nariz, con lo que cuando se acatarra y moquea, sencillamente, gotea...