¿Y qué pasa con el trabajo de las mujeres de los grandes escritores rusos?

Sofía y Leon Tolstoi
Los grandes escritores rusos, desde Dostoievski, Tolstoi, Nabokov, Bulgakov, Solzhenitsyn, hasta Mandelstam, con frecuencia son descritos como genios solitarios. Pero muchas de sus obras maestras fueron fruto de la colaboración con sus parejas. Muy lejos de ser ellas meras pasivas taquígrafas, se convirtieron en sus correctoras, documentalistas, editoras, y más allá. 

"Lo que la gente sabe es que Sofía hizo copias de las grandes novelas de Tolstoi, pero en realidad fue mucho más lejos", afirma Alexandra Popoff, autora de este libro sobre el tema. "Juntos discutieron sobre su obra, ella fue la chispa sin la cual ese Guerra y Paz que el mundo entero admira, no habría  existido".  

La Literatura inglesa cuenta con escritoras fundamentales, pudiéndonos remontar al siglo XVII con la dramaturga Aphra Behn. También hubo otras mujeres de escritores occidentales como Zelda Fitzgerald y Martha Gellhorn (casada con Ernest Hemingway), que mostraron poco interés por convertirse en notas a pie de página de la vida de alguien. 
Anna Dostoievski

Pero hasta la mitad del siglo XX, la prosa rusa estuvo dominada casi completamente por hombres, que fueron leonizados y convertidos en héroes nacionales. De sus mujeres se esperaba que se dedicaran a cultivar el genio de sus maridos, un papel que muchas jugaron con gran empeño.

El modelo quedó establecido por los Dostoievski y los Tolstoi. Sofía Tolstoi hacía copias de los trabajos de su marido, de sus diarios y sus cartas, trabajando en ellos hasta bien entrada la noche después de haber pasado el día cuidando de la casa y de sus 12 hijos. Además le sirvió de musa, siendo ella la fuente de inspiración para la historia de amor entre Kitty y Levin en Anna Karenina

Dostoievski le dictó Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov a su mujer Anna, dándole a muchos de sus personajes cualidades que venían de ella. "Fyodor Mikhailovich fue mi ídolo, mi dios", escribió Anna, eternamente entregada incluso tras haber hecho de enfermera durante su adicción al juego, que la terminó hundiendo en la miseria. 

Estos arquetipos fueron imitados, en ocasiones de manera consciente, por futuras parejas. Antes de su matrimonio, Tolstoi le dio por escrito a Sofía una relación de sus previas aventuras sexuales, incluyendo el relato que cuenta cómo se contagió de gonorrea tras acostarse con una prostituta, un episodio que recrearía después en Anna Karenina. Nabokov, que idoltraba a Tolstoi, hizo exactamente lo mismo con su mujer Vera. 

Vera y Vladimir Nabokov

Algunas de estas mujeres llegaron incluso a arriesgar sus vidas por el trabajo de sus maridos. 

Es el caso de Natalia Solzhenitsyn (en la foto, junto con Alexander). Ella conoció a su futuro marido a los 28 años, cuando preparaba su doctorado, y él ya era famoso por Un día en la vida de Ivan Denisovich. Además de realizar un extensivo trabajo de investigación para sus novelas históricas, de editar y recopilar sus obras, Natalia llevó y diseñó todo el contrabando de sus trabajos al Oeste, preservando The Gulag Archipelago y otros textos cruciales.

Muchas continuaron trabajando para sus maridos cuando ya fueron viudas. Yelena Bulgakov luchó incansablemente para asegurarse de que El maestro y Margarita fuese publicado tras la muerte de su marido. Además, el personaje de Margarita estaba inspirado en ella.   Por otro lado, tras la muerte del poeta Osip Mandelstam en un campo en Siberia, Nadezhda (en la imagen de la derecha) movió su archivo secreto a través de la toda la Unión Soviética. También escribió dos muy buenos libros de memorias: "Esperanza contra esperanza", y "Esperanza abandonada". 

Aquellas  relaciones llegaban a ser devoradoras. Tal y como lo puso Nabokov, él y Vera tenían "la misma sombra". Dostoievski, Mandelstam y Nabokov, todos afirmaron que no eran capaces de escribir si ellas no se encontraban cerca. 

Según cuenta la poeta Anna Akhmatova tras conocer a  Mandelstam y Nadezhda, "él no la permitía que se mantuviese fuera de su vista, era un celoso enfermizo, y le pedía consejo sobre cada palabra de sus poemas. Nunca había visto nada igual". 

Pero también algunas de estas mujeres encontraron que esta autoinmolación era llegar demasiado lejos. Sofía Tolstoi pintaba y escribía. Su marido tomó prestado de una de sus novelas de juventud el nombre para la heroína de Guerra y Paz: Natasha. Y en medio de la conversión religiosa de él, Sofía comenzó a lamentar su devoción. En su libro de memorias Mi vida, que no se publicó hasta 2010, escribió: "Todos me preguntan: ¿por qué una mujer sin valor como tú necesita una vida artística o intelectual? A esta pregunta solo puedo responder: No lo sé, pero suprimirlo eternamente para servir a un genio es una gran desgracia."


Yelena y Mikhail Bulgakov

Cuando Sofía cedió su papel como confidente al discípulo de Tolstoi, Vladimir Chertkov, se encontró con que la habían excluido completamente de su círculo. Sus acólitos incluso se negaron a permitirle que se acercara a su lecho de muerte. Por culpa de la influencia de Chertkov, ella sería retratada durante mucho tiempo como una "mujer pañuelo incapaz de apreciar el genio moral de Tolstoi", según afirma Andrew Kaufman, autor de Comprendiendo a Tolstoi.


Pero según Kaufman estas actitudes están cambiando. "Ahora los rusos empiezan a estar  listos para humanizar e incluso criticar a sus grandes figuras, descubriendo sus fallos e hipocresía moral. La antipatía general hacia el extremismo moral de Tolstoi y hacia cómo éste trataba a su mujer e hijos, forma parte de esta  tendencia". 

"Hoy día hay grandes escritoras rusas como Lyudmila Petrushevskaya y Tatyana Tolstaya, que están adquiriendo fama mundial, con lo que este tipo de relaciones parece que empiezan a formar ya parte del pasado", afirma Popoff en su libro The Wives: The Women Behind Russia's Literary Giants. 


Pero entonces, uno no sabía dónde empezaba y dónde terminaba esa colaboración. Y estas mujeres forman una parte fundamental de la Literatura rusa. 

Descubierto un relato inédito de William Faulkner


Tras años y años de estudios alrededor de la figura de William Faulkner, y cuando parecía que ya no se podía saber nada nuevo sobre él, el New York Times aparece con un reportaje en el que se habla de un nuevo descubrimiento: un manuscrito sin publicar que data de sus comienzos como escritor, y un montón de cartas a su mujer Estelle. Faulkner  escribió la historia en la parte posterior del papel con membrete de la Universidad de Mississippi, un ejercicio temprano de ficción escrito sobre el viaje de un cazador de pieles a una gran ciudad. Sus 13 páginas, escondidas en una vieja caja y olvidadas en un granero en la granja familiar de Faulkner en Charlottesville, Virginia, fueron descubiertas el año pasado, y ahora serán subastadas por Sotheby's.  

vía: The New York Times

Una construccion de superadobe paso a paso

Cuando se trata de construcción natural, ¿qué mejor que ver experiencias concretas y reales para incentivar la autoconstrucción?
En esta entrada queremos hacer un resumen del proceso de construcción con superadobe de Leo Torsello. Gracias a Leo y a la Bioguía por dejarnos ver su buen hacer. 


marcado
Replanteo de la casa.


Estamos hablando de marcar la circunferencia que será el perímetro de la casa, puesto que son construcciones de planta redonda.
Para ello haremos un compás de tierra clavando un palo en el suelo al que ataremos una cuerda de la longitud del radio por dentro de la casa y otro concéntrico algo mayor que añada el grosor de la pared y los drenajes de los cimientos.


zanja de piedra y cemento
Cimientos
Una vez planteada se cavó una zanja de unos 50 cm de profundidad por 40 de ancho. 
Se cubrió toda con un plástico grueso para aislar de la humedad.
La primer vuelta de cimiento se hizo con más cemento, un 25%, para darle mayor consistencia a la base. La segunda vuelta ya la arrancamos con la mezcla normal.

Rellenado de bolsas
La mezcla 

TIERRA + 5% de CEMENTO y agua. 
2.1
grado de humedad optimo del mortero
No llega a ser barro, pero es bastante húmeda.
El punto justo de la mezcla se puede ver cuando se toma un puñado, se compacta con la mano, y al arrojarlo para arriba y caer nuevamente en la mano, no se desarma. 
Las tierras mas arcillosas hacen mejor mezcla con cal mientras que las tierras mas arenosas se mezclan mejor con cemento.
Sacos.


saco de polipropileno donde se
mete la mezcla
Como bolsas para rellenar usamos un rollo de saco de polipropileno (rafia sintética), que mantendremos protegido del sol directo para que no se debilite.

Cortaremos tramos de saco en función de las necesidades de la construcción, previa medición en pies de cada uno de los tramos, dejando un poco más para el cierre de los extremos.

Compactado.
Una vez rellenos los sacos, hay que compactar bien cada hilada, para que al endurecer, no hagan grietas y la estructura no pierda dureza. El compactado se hace con una herramienta llamada pisón. Sabemos que el compactado está bien hecho cuando al golpear con el pisón el sonido que produce cambia.
colocado y rellenado de sacos según marca el compás a la derecha
pisonado de saco y vista del alambre de puas a la izquierda
 Alambre de púas.
Entre hilada e hilada de saco se pone alambre de púas para que los sacos no se deslicen. El uso del alambre de espino es el que da a estas construcciones el carácter de antisísmicas.

Si la construcción se va a cerrar en forma de domo, en las últimas filas de la cúpula hay que poner dos hilos de alambre entre fila y fila, puesto que al ir cerrando cada vez más, quedan más voladas que en las partes bajas.

Sirve también para agujerear el saco y que suelte el aire que pueda quedar dentro. Siempre hay que poner el alambre cuando el mortero del interior esté aún fresco.
Colocación de aperturas.
A medida que vamos construyendo con superadobe, tenemos que prever dónde van las aperturas de puertas y ventanas. Estas aperturas se respetarán desde el principio, para ello se usan moldes hechos a medida o directamente los marcos de las carpinterías definitivas.
Revocos.
Al terminar de levantar la casa hay que revocar. Revocar es proyectar mortero contra las paredes de saco para que quede un acabado de tierra. Las primeras capas de revoco serán toscas, añadiendo cal y alisando más las últimas para conseguir un acabado más fino.
primera capa de revoco.
Pintura.
Las pinturas más recomendadas para estas construcciones son las naturales, siendo de entre ellas la cal una gran aliada por su capacidad transpirante e insecticida.
 'o 'o

Fuente: "La Bioguia"                                                                                                       

Acróstico con primavera



La Primavera es la mejor estación del año
Las floRes crecen en ella
EmpIeza a hacer calorcito
Los alMendros florecen
El Amanecer es muy bonito
Todo se pone de color Verde
Ya vienen  las alErgias
La lluvia paRa
Se Acerca ya el buen tiempo

Principios naturales para el diseño de tu hogar


7 principios a tener en cuenta a la hora de planificar la construcción de tu casa o el diseño de interiores y exteriores. 
Tener en cuenta estos principios nos ayudará a crear espacios vivos y naturales, ahorrar dinero en la construcción y a repartir espacios sin dejarnos llevar por los esquemas sociales preestablecidos.

1. Usar materiales naturales. Siempre que puedas, utiliza materiales naturales como la madera, la piedra y las formas de construcción de barro. Nos hacen sentir mucho mejor que los materiales sintéticos o compuestos. También suelen ser más saludables para ti y para el planeta. Busca estos materiales de entre los que tengas más a mano, para romper la cadena del comercio y transporte desde largas distancias. 
Los domos construidos con superadobe, tienen como materia prima la tierra del propio terreno.

2. Que sea preferentemente redonda o tenga elementos curvos. El mundo natural sabe muy poco de ángulos agudos y duros. Por unos 2 millones de años hemos vivido en un mundo que es sobre todo "redondo". La integración de la memoria biológica en nuestros hogares nos traerá consuelo, fuerza, eficacia y belleza.


3. Lleva la masa a tu casa. Cuanto mejor se puede regular la temperatura de un hogar, más cómodo te sientes. La manera mejor y más natural de hacer esto, es hacer que tu casa sea tan pesada como puedas en los muros perimetrales de la misma. Cuanto más peso, más calor puede ser almacenado y por lo tanto tu casa se mantiene caliente en invierno y se calienta más lento en verano. La masa también ayuda a hacer un mejor uso de la energía solar pasiva y fuentes radiantes de calor, tales como estufas de madera.

Los domos de superadobe, tienen unas paredes de aproximadamente un metro, y puesto que la tierra estabilizada con cal, al secar y endurecer se convierte en piedra, la sensación térmica de nuestra casa tiene características climatológicas muy parecidas a las de las cuevas, manteniendo una temperatura constante agradable en invierno y en verano.

4. Conectar el interior hacia el exterior. Siempre hacer todo lo posible para asegurarse de que no aísles tu casa del mundo exterior. La manera en que lidiaremos con la colocación de ventanas, entradas, porches, cubiertas y sobre todo " habitaciones al aire libre", es de vital importancia para hacer los hogares habitables.
El superadobe, tiene limitaciones de tamaño en los huecos de puertas y ventanas, para no desestabilizar la fuerza de la estructura, pero tenemos todo planeado para orientar las aperturas al sur y al oeste para así poder captar tanta luz como podamos.

5. Haz un programa de necesidades en tu diseño. Al diseñar, definir tus necesidades rompiendo con las estructuras prefijadas para un hogar. Así que en lugar de "Necesito un dormitorio", di: "Necesito un lugar cómodo para dormir". Es entonces cuando realmente podemos diseñar espacios perfectamente, y hacer que se relacionen bien entre sí.


6. ¡Hazlo realista! Dimensionar el espacio a un tamaño de acuerdo a lo que realmente está sucediendo ahí. Ahora mismo, en nuestra cultura, la tendencia es la construcción de casas más y más grandes. Para crear una sensación de amplitud, podemos aplicar técnicas mucho más sofisticadas (y asequibles) que simplemente añadir más habitaciones y metros cuadrados.

7. No homogeneizar tu hogar. Considera las características tales como altura del techo, muebles, textura de la pared, iluminación, calor, etc. Siempre que nosotros homogeneizamos nuestras casas (altura del techo igual en todas partes, todo la casa con sistema de calefacción, muebles que combinan, etc.), éstas suelen ser una suma de características sin vida. En su lugar, deberíamos considerar maneras de hacer paredes no perfectamente rectas o planas; podemos variar el techo y alturas de piso para mantenernos alerta; podemos variar la temperatura en función del nivel de actividad en diferentes partes de la casa, y podemos crear grupos de luz en torno a las actividades, en lugar de perder la intimidad y la función de la iluminación de toda la casa.

Diseñando nuestra casa


Desde que conocimos a nuestros arquitectos, en enero, no hemos parado de imaginar y dibujar nuestras ideas para concretar como será nuestra futura casa.

Este post pretende hacer un recorrido resumido de todas las posibilidades que han pasado por nuestras cabezas.

Muy al principio, y supongo que influenciadas por la buena sensación que nos inspiró la casa de paja de Karrantza, donde estuvimos de voluntarias en noviembre, diseñamos toda nuestra casa en una sola estancia circular. Pensábamos que el superadobe nos daba la posibilidad de construir domos de hasta 9 metros de diámetro, (aproximadamente 75 metros cuadrados de planta).

Estos primeros diseños venían siendo un domo grande de alrededor de 7 metros de diámetro, con alguna ampliación para las habitaciones.

Cuando descubrimos la limitación de diámetro a 5 metros (alrededor de 22 metros cuadrados), estuvimos planteándonos la posibilidad de ensanchar el domo por fuera con una ampliación plana, pensando que el hecho te reunir todas las estancias en una sola construcción nos resultaría más barato.

Después viendo el precio de las vigas de madera nos decidimos por diseñar 3 espacios distintos. Uno de los domos para la cocina comedor, otro para las habitaciones y el baño y un tercero para ese espacio diáfano que queremos tener para hacer los talleres que esperamos sean nuestro medio de vida en un futuro.

Tiempo después "buscando tesoros", descibrimos que podíamos conseguir postes de la luz de segunda mano que podían hacer de vigas. Como ya nos habíamos encariñado de la posibilidad de tener tres domos pero el baño le quitaba mucho espacio a las habitaciones, vimos la posibilidad de hacer la unión entre domos con  una terraza plana, en la que ubicar los depósitos de agua que abastecerán a la casa, aprovechando el hueco de debajo de esa terraza para los dos baños, el de nuestra casa y el del domo de usos múltiples, que es como solemos llamar al domo destinado a talleres.

Todas las segundas plantas estarán comunicadas por la terraza exterior y las dos cúpulas de los domos que serán nuestra casa además estarán unidas por un pasillo que las comunique entre ellas.

Este último dibujo fue el diseño a mano alzada que le pasamos a Cris, la arquitecta de eCoop, para que teniéndolo de base fuese haciendo los primeros planos profesionales de nuestra futura casa, y este fue el resultado. Sus diseños están sufriendo modificaciones en cada reunión, pero ya estamos trabajando sobre algo cada vez más concreto.


Vivienda "Pájaros en la cabeza" planta baja
Vivienda "Pájaros en la cabeza" planta alta

Multiplicación maya

Durante nuestra estancia en Abrazo´s house, en Cantabria, asistimos a una clase magistral en la que Robert, enseñaba a sus hijas a multiplicar de una forma visual. Quedamos impresionadas con la clase de matemáticas, en la que nosotras aprendimos tanto como las niñas. Fue ahí donde oímos hablar por primera vez de los métodos de "El viajero suizo"
Marcel Bosch es el viajero suizo, un educador que no para de viajar por el mundo divulgando una nueva forma de enseñar.
Nació en Suiza en 1970, lleva desde 1999 viajando por Sudamérica y desde 2006 viviendo en Perú. 
Desde 2007 comparte sus experiencias a través de exposiciones y talleres vivenciales para maestros de centros educativos y universidades con el fin de inspirar y reinventar la educación.

Investiga y con sus métodos incita a generar Escuelas Activas y Alternativas Educativas que promuevan niños autónomos, felices y exitosos. 

En su web podemos encontrar un gran número de experiencias de aprendizaje alternativo tan llamativas como la que muestra en el vídeo que adjuntamos. La multiplicación maya. En cada colegio debería haber un viajero suizo para evitar a los niños de 8 años aprender a "rezar" las tablas de multiplicar.



Érase una vez un restorán

-Un irlandés con poca crema.

Fue decirlo y comprender que estaba empezando a convertirme en un personaje. ¿Cuántas veces puede uno llegar a un bar, sentarse solo en una mesa, sacar un libro de la mochila, esperar al mozo y repetir la misma orden?:

-Un irlandés con poca crema.

No creo que hagan falta muchas repeticiones. Mucho antes de que el mozo empiece a preguntar:

-¿Lo de siempre?

ya sabe que uno es “el que viene a tomarse un irlandés con poca crema y leer un libro”.

El pedido contiene el rasgo de capricho (“poca crema”) que enseguida le permite al mozo recortar una individualidad, aunque más no sea negativamente, “qué hinchapelotas”. Recorte al fin.

Y creo que no digo esto por deseo de ser reconocido, individualizado, sino porque trabajé casi diez años de cafetero y aún recuerdo a la que pedía el exprimido “colado, sin pulpa”, o al que pedía un café con leche “primero la leche”. O el del whisky con hielo, “pero el hielo traelo en un vaso aparte”. Y la de la fanta con crema, toda ella inexplicable.

Esas personas se convierten en personajes, individuos. El personal los vé venir y los identifica. Si sus costumbres son muy regulares, sirven para puntuar el tiempo indiferenciado de la jornada laboral.

Me acuerdo que había uno que venía a cenar un rato antes del cierre, cuando ya no quedaba nadie en el salón. Era el dueño de otro restorán. La patrona del nuestro consideraba eso una suerte de halago. Curiosamente, no recuerdo qué solía pedir, pero recuerdo que su presencia marcaba el fin de la noche: si él estaba cenando en nuestro salón era porque su restorán, uno de los más importantes de la zona del puerto, ya había cerrado.

Se sentaba en una mesa rinconera, cerca de la barra. Cada noche invitaba a uno distinto de sus empleados. Tomaba vino, blanco, de eso me acuerdo porque yo era el que servía las bebidas. No esperaba a que el mozo se acercara; ordenaba desde la mesa, en voz bien alta, directamente a la cocina, como si fuera el patrón y con aire de saber cómo se cocina el bacalao; nunca más apropiada la expresión.

Su presencia significaba un riesgo. Si otro comensal llegaba en ese momento, era una descortesía contraria a la cultura de la casa negarse a atenderlo y en ese restorán estábamos orgullosos de atender a la antigua. Había reglas de cortesía estrictas: en sus tiempos muertos, los mozos debían mirar siempre hacia las mesas, por ejemplo. Es el día de hoy que me resulta irritante ir a un bar o a un restorán donde los mozos se acodan en la barra, de espaldas al salón, obligándote a los malabares más ruidosos para llamar su atención y pedir el postre.

A veces sucedía que el salón quedaba vacío temprano, antes de la hora de cierre habitual. Esas noches, los empleados rogábamos que nadie entrara sobre el límite de la hora, porque la política de la casa era esperar a que se retirara el último comensal para poder cerrar. Lo peor eran las parejas. Y si se sentaban en una mesa a pelear, sabíamos que la noche podía hacerse interminable. Dos cafés eternos y escenas de llanto son corolarios indigestos para una noche agitada.

Pero por suerte este hombre dueño de un restorán del puerto que llegaba a cenar cuando todos ya se habían ido nunca se demoraba más de lo necesario y nos hacía saber que sabía que estábamos esperando que se fuera para poder ir a descansar. No recuerdo si dejaba propinas. Debía de hacerlo, porque los mozos lo atendían de buena gana. Saludaba a todos al salir, con una sonrisa satisfecha y un “gracias por todo” que sonaba sincero. Era un modo amable de terminar la jornada.

Ahora soy yo el que está pasando regularmente por un café, el mismo cada vez, las tardes escasas pero no improbables en que el tiempo por venir no se puebla de expectativas, y se sienta a repetir una costumbre, una manía.

Me pregunto si llegaré a habitué y si llegará el día que el mozo me diga: “¿lo de siempre?”.

Documental sobre la vida y el controvertido trabajo del fotógrafo Robert Mapplethorpe


Robert Mapplethorpe: Arena, 1988 por superalbertofilho

Vía: open culture

Parte meteorológico


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Ríos de Europa

VERTIENTE
NOMBRES DE ALGUNOS RÍOS
CARACTERÍSTICAS
Ártica
Pechora y Dvina Septentrional
Son muy caudalosos
Atlántica
Dvina Occidental, Vístula, Oder, Elba, Rin, Sena, Loira y Tajo
Son los más caudalosos de Europa
Mediterránea
Ebro, Ródano y Po
Poco caudalosos e irregulares
Mar Negro
Danubio y Dniéster
Muy largos y caudalosos
Mar Caspio
Volga
Largos y caudalosos

La fábrica machista


Erase una vez, una fábrica en la que el jefe era un machista. A las mujeres las ponía a barrer y fregar por muy poco dinero y a los hombres les daban miles de euros solo por estar atendiendo las llamadas que recibía la fábrica.

A la hora del desayuno, las mujeres tenían menos tiempo que los hombres... Cuando las mujeres se quejaban al jefe, él les decía: "callad y trabajad que este rato os lo estoy descontando de vuestro sueldo".

Los hombres, que vivían muy felices, se dieron cuenta de lo que estaban sucediendo y empezaron a diseñar un plan para echar a ese jefe. Entonces, fueron al presidente del país y le contaron lo que sucedía.

El presidente echó de la fábrica a ese jefe y vino otro mucho más razonable. A partir de ese día los hombres y las mujeres hacían el mismo trabajo, cobraban lo mismo y trabajaban las mismas horas.


FIN!!!!!

"Dream #7", un corto muy corto de David Lynch

Una de las mejores "escenas de cama" que he visto en mucho tiempo

"Whoever says the truth shall die", documental sobre la vida y muerte de Pier Paolo Pasolini

Todos los trajes que llevó Robert De Niro en "Casino"


Vídeo: John Cage hablando sobre el silencio

Mi vecino Andrés

Fotografía de Gari Garaialde


Mi vecino Andrés es un hombre de 83 años. Vive en el último piso del edificio, en una casa estudiadamente destartalada. Tiene un dormitorio pequeño en el que apenas cabe su cama, cubierta con varias mantas. Después un cuarto de estar muy amplio que él ha dividido en dos estancias a través de una estantería repleta de libros, algunos abiertos, todos muy usados, y con tanto movimiento que parece que estuviera viva. En un lado tiene un viejo televisor con la pantalla cubierta por una gruesa capa de polvo, y frente a ella, un sofá desvencijado. Al otro lado hay una mesa enorme con botes de cristal llenos de líquidos de colores, latas de pintura y enormes cuchillos de carnicero. 
Andrés trabaja recreando las vísceras y los órganos internos de los pacientes que aparecen en una serie de televisión sobre médicos cirujanos. Antes era maestro. 
Cada mañana se levanta temprano para ir al mercado, y solemos coincidir en la escalera, ya que el ascensor del edificio lleva años estropeado. 
- Buenos días, Andrés. ¿Al mercado?
- Sí, hoy tengo que encontrar una pieza para terminar un riñón, ayer la estuve buscando  en el mercado de San Antonio, pero no encontré nada que me sirva, así que tengo que seguir buscando. 
- Han abierto un nuevo bar de tapas y embutidos en el barrio, a lo mejor allí encuentras algo.
- Iré a mirar. ¿Mucho trabajo? Anoche vi que tenías la luz encendida a las 4 de la mañana.
- Que va, demasiado poco. Estuve leyendo hasta tarde y dándole vueltas a la cabeza. 
- Eso no es bueno. Pásate luego a comer a casa y me cuentas. 
También me lo suelo encontrar por el vecindario, siempre rastreando en ferreterías, talleres y contenedores con restos de obras. Mantiene un horario estricto y un recorrido fijo, que termina con un carajillo en el bar de abajo, antes de subirse a trabajar a casa, a las 2 de la tarde. Siempre mantiene la misma conversación anodina con el resto del barrio. Porque Andrés no se mete jamás en la vida de nadie. Pero si alguien le comenta que ha estado en un bar con unos amigos, sea lo que sea lo que le estén contando, él siempre interrumpe la narración para preguntar: ¿Y qué te pusieron de tapa?